¿Trabajo duro o trabajo inteligente?

¿Trabajo duro o trabajo inteligente?

¡Hay que trabajar duro! 
Sin trabajo duro no hay resultados.
¡Sueña en grande y trabaja duro!

 
Las anteriores son frases que probablemente muchos hayan escuchado desde que tienen uso de razón. Empezando por los deportes o competiciones, pasando por los estudios y aún después, en el día a día laboral. Incluso posiblemente escuchadas por las mayores fuentes de aprendizaje: padres, abuelos, profesores, jefes, profesionales, etc.

El lenguaje y la forma de utilizarlo dice mucho de cada persona, de sus hábitos y creencias, tanto personales como culturales. Y es que muchas veces, heredamos y adoptamos este tipo de comportamientos o creencias de nuestras familias o círculos sociales sin pensar de donde provienen o si son realmente útiles para nosotros mismos.

¿De donde viene la frase “trabajar duro”?

 
Desde su etimología, la palabra “trabajo” viene de la antigua Roma, donde a los esclavos que no laboraren de acuerdo a las órdenes eran castigados mediante un sistema llamado tripalium, es decir “tres puntas”, que era un cepo, literalmente con tres puntas, con el que golpeaban a los bueyes y caballos, también se usó para esclavos. Fue a partir de ahí que nació tripaliare que significaba “sufrir el tormento de los tres palos”. En la Edad Media se cambió el término por trevallar, luego pasó a treballar y finalmente obtenemos: trabajar.  Así que para los que piensan que el trabajo es una tortura, no están lejos de lo correcto, etimológicamente hablando.

Después de este cuestionamiento y conocimiento sobre las raíces del trabajo, no cabe duda que solo el hecho de trabajar está íntimamente relacionado con lo duro, trabajar “es algo difícil que requiere muchísimo esfuerzo para que dé resultados”. Pero la realidad es que el trabajo en sí es solo trabajo, el tema es cómo trabajamos y desde dónde trabajamos ¿Trabajamos desde la creencia inconsciente de que el trabajo es una tortura y debe ser duro para lograr resultados? ¿O trabajamos para lograr resultados sin ponerle la etiqueta de “duro”?

Lo que pensamos y decimos es clave para entender nuestras más profundas motivaciones y desmotivaciones. Entonces ¿Qué pasaría si cambiamos duro por inteligente? ¿Qué nueva cualidad crearía en el trabajo?

Un trabajo inteligente

 
Un trabajo inteligente es un trabajo efectivo, es un trabajo de alto rendimiento, que sabe sacarle el máximo provecho a sus recursos y aprovecha oportunidades para lograr el mayor beneficio y por tanto, lograr los objetivos con el menor de los esfuerzos. Aquí no hablo del no-esfuerzo, todo lo contrario, hablo de una efectiva aplicación del esfuerzo en el tiempo oportuno para lograr los mayores resultados. Diríamos entonces el esfuerzo justo.

Un trabajo inteligente permite disfrutar del proceso de trabajar, realizando el esfuerzo sin desgaste, ya que se mide y regula el nivel de esfuerzo buscando el mejor momento para aplicarlo eficientemente y además proveyendo satisfacción.

Bajo esta nueva perspectiva, podemos elegir qué preferimos: ¿Trabajar inteligentemente con alto rendimiento y satisfacción? o ¿trabajar duramente con alto esfuerzo y dificultad?

 

Artículo por:

Lic. Jaizel López
Coaching y Comunicación 
jaizel@mpgca.com

 

Referencias: http://elcorreoweb.es/extra/el-duro-origen-de-la-palabra-trabajo-dx2918162

 

 

 

 

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